7 de marzo de 2023

Abogada María Ignacia Martínez Hurtado (Q.E.P.D.)

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Muchos de nosotros conocimos a la Ignacia en 1999, cuando estábamos en primer año de Derecho. Era común verla en los recreos, con un cigarro en la mano y una coca light. Siempre con una sonrisa, aunque algo tímida, al principio no nos dimos cuenta que tenía una fuerte personalidad, la que —sin embargo— fue asomando con los meses.

Siempre sencilla, no buscaba lucirse por su inteligencia. La Nacha entró a Derecho con uno de los mejores puntajes, dentro del Top 5 de nuestra generación, pero no lo hacía notar. Al contrario, siempre destacó por su buena voluntad para explicar la materia, o repasar algún contenido, con pedagogía y la mejor disposición. Dueña de una memoria increíblemente superior, y de una capacidad de estudio envidiable, fue un gran apoyo para muchos de nosotros, a los que nos costaba mucho más la carrera.

Nunca olvidaremos sus historias sobre los veranos en Algarrobo, o —cuando estaba en confianza— sus opiniones políticas, las que guardaba sólo para algunos amigos, porque no quería generar conflicto con el resto de nuestros compañeros. Pero la Ignacia fue siempre una mujer de profundos ideales, y de enérgicas convicciones, que era capaz de defender cuando era necesario. Lamentablemente, después de salir de la universidad, la vida profesional obliga a que los encuentros entre la mayoría de los compañeros de curso sean mucho más esporádicos. Es triste darnos cuenta de que, después de haber coincidido y convivido por 5 años prácticamente todos los días, posteriormente los asuntos laborales y familiares nos impidan tener tanto contacto. A pesar de eso, la Nacha siempre estuvo ahí, cuando era necesario, para explicar algún concepto jurídico, o incluso para dar un consejo. Siempre con la misma sonrisa y la misma disposición que tuvo durante los años de universidad.

La Ignacia nos enseñó mucho durante los años que la conocimos, y nos sigue enseñando cosas ahora. Nos ha enseñado la importancia del estar presente, vincularse y siempre ofrecer ayuda a quien lo necesita. Su inesperada y temprana partida nos duele, pero también nos obliga a ser fuertes. Y a aprender que tenemos que cuidarnos, entre todos los que quedamos acá, tal como ella nos cuidará desde arriba.

Nacha, es muy difícil despedirte. Dejaste una huella para muchos de nosotros, que nunca se borrará. Te echaremos de menos. Descansa en paz.